El folclor vallenato está de fiesta y el orgullo se siente desde La Guajira hasta el corazón de Valledupar. Nuestro querido compositor, abogado y presidente de Sayco, Rafael "Rafa" Manjarrez, ha sido honrado con el título de Doctor Honoris Causa en Derecho y Construcción de Paz. Este inmenso reconocimiento fue otorgado por la Universidad Única (Universidad Católica Americana) de Estados Unidos, destacando no solo su brillante carrera en el derecho, sino su invaluable aporte como gestor cultural y poeta de nuestra música. Es un aplauso contundente a una vida entera dedicada a engrandecer la palabra, el arte y el servicio desde las raíces de la provincia.
El escenario para tal distinción no pudo ser más significativo: el Centro de Estrategias y Desarrollo Empresarial de La Jagua del Pilar. La ceremonia se convirtió en un acontecimiento histórico, realizado justo durante las fiestas patronales en honor a la Virgen del Pilar, fusionando la academia internacional con la devoción popular de su tierra natal. La investidura fue presidida por el propio rector de la Universidad Única, el doctor Gabriel de la Rosa, y contó con una comitiva de honor que demuestra el peso del homenajeado. Figuras como el padre Doriam Rocha, el gobernador de La Guajira, Jairo Aguilar Deluque, el ministro de Educación, José Daniel Rojas Medellín, el rector de nuestra hermana Universidad Popular del Cesar, Rober Romero Ramírez, el exgobernador Rodolfo Molina Araujo y el gerente general de SAYCO, César Ahumada Avendaño, estuvieron presentes, validando este logro como un hito para toda la región Caribe.
Pero más allá de los títulos y los cargos, este doctorado es un reconocimiento al hombre. El maestro Manjarrez estuvo visiblemente emocionado, arropado por el pilar fundamental de su vida: su familia. A su lado, su esposa Linda Tromp Villarreal, y sus hijas, Linda Valeria Manjarrez Tromp y la actual alcaldesa de La Jagua del Pilar, Ivon Manjarrez. Junto a ellos, incontables amigos y admiradores que han seguido su trayectoria celebraron este triunfo como propio. Para Valledupar, cuna de acordeones, este logro ratifica lo que ya sabíamos: que las composiciones de Rafa no son solo canciones, son cátedras de vida, testimonios de nuestra idiosincrasia y verdaderas herramientas de construcción de paz. Hoy, el folclor, la cultura y el derecho celebran a uno de los hijos más ilustres que ha dado La Guajira.
